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MIS ENCUENTROS FAVORITOS
Por Javier Duran

PABLO MONTERO

Cuando lo veo entrar en el Blue Café, la sonrisa no le cabe en la boca. Esta más delgado, es más famoso, pero sigue irradiando esa simpatía, amabilidad y carisma de "chico bueno", con lo que hace anos seguramente salio de su natal Torreón. Lleva sombrero, no tejano sino de "cocodrile dundee" y un original collar (especie de rosario sin cruz, con cuentas de tótem), que le han regalado y me comenta que, seguramente de sumarse a la lista de famosos diseñadores, ese seria el objeto al que se dedicaría.

Lo primero que le recuerdo es la última vez que hablamos por teléfono, porque estaba seguro de que nunca se entero de que era yo. Me encontraba cenando en "Yoco"

el japonés de Miami Beach, con Aracely Arambula, cuando nada mas decirme "bueno, ya no hablemos más de Pablo Montero", sonó el celular, su hermano Leonardo que lo atendió, le hizo un gesto y me lo pasaron. ¿Quien es?, pregunte. "Tu amigo", me respondió. Era Montero, iba a presentarse en concierto en Chihuahua ese fin de semana y llamaba para invitar a la familia. Después de hablar un momento, me dijo "no te había reconocido la voz". Cuando se despidió y me dio recuerdos para mi esposa, supe que en efecto, no se sabia enterado de que estaba hablando conmigo. hasta ahora.

Hablamos también de su novia mas duradera y menos famosa, Lorena, porque cuando conocí a Pablo, el le compro un regalo. Cosa que nunca creí entonces, y voy a explicar porque.

Era su primera conferencia de prensa en Nueva York. Le hable en un aparte y conseguí una cita para el día siguiente (era sábado) porque pronuncie la palabra mágica: Cristina Sánchez.

La primera vez que vi fotos de Pablo fue en la revista "Hola", en España. Era un reportaje de su romance con Cristina, montados a caballo. Así pues, el estaba bien "interesado" en recordar e informarse, y me invito a ese vasito de vino y tapas.

Cuando me reuní con el en el hotel, tras esperarle un ratito, llego con una rubia muy bonita y con un perrito blanco enjaulado: "Lo he comprado para mi novia Lorena", me dijo. "Mentira -pensé para mi mismo--, es para esta rubita que ha viajado con el".

Después, recorreríamos la calle 42 hasta Times Square, dejándome estupefacto por su sencillez, amabilidad y cooperación (le pidió "prestado"el cartelito de Burguer King a un muchacho que lo exhibía, se cambio de camisa en el pasillo del restaurante, etc.)

Cristina había dejado profunda huella en el. Se conocieron en Ecuador, ella toreaba y el se presentaba en un hotel. Cristina acudió a aplaudirle las 3 noches. Estuvieron cenando en un restaurante-terraza desde donde se ve la ciudad de noche y sellaron su amor. Pablo viajaría a España e incluso llego a conocer en una corrida de toros al que ahora es el marido de Cristina (y padre de sus 2 hijos). "Me cambio por el novillero", decía.

En otra ocasión, en el New York Club, Cristian hizo llegar 5 botellas de champán a la mesa VIP donde estaba Pablo. y el invito a todo el mundo.

Cuando, en un nuevo viaje, haría su debut oficial cantando en un Festival de Latino Mix en Queens, hicimos un divertidísimo recorrido en la limo. Su ex manager Willy, su "prima" Mary Montero (de BMG) y yo, le hicimos un divertido coro, mientras calentaba la voz con "la, la, la. lo, lo, lo. lu, lu, lu".

Cuando estuvimos almorzando en un restaurante colombiano, Pablo estuvo súper celebrado por el publico, que no le dejaba probar bocado, pero no le importo.

Estuvo 6 meses viviendo en Miami, grabando disco y la telenovela "Rebeca". A Pablo le encanta la ciudad, aunque siempre lleva su natal Torreón en el alma, como la noche de fiesta de fin de ano, que pudo superar gracias al calor y la amistad que lo rodearon, en casa de Rudy Pérez.

La estrella de Pablo Montero ya esta en la estratosfera. Espero encontrármelo más veces, durante este nuevo viaje de promoción del disco, y hasta el 15 de diciembre, en que se estrenara su película en Milán. Allá nos veremos.

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